La RX6 de Shimano son zapatillas gravel para salidas largas   

2022-12-21 16:05:37 By : Ms. Arya zhang

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Contábamos el otro día lo que mola del gravel, especialmente por que se trata de una modalidad que no te condiciona, que abre el abanico y pone muchas opciones sobre la mesa. Una forma polivalente de entender el ciclismo que implica, por otro lado, que muchas cosas se alineen. En este caso hemos venido a hablar de zapatillas, de las R6 de Shimano, en negro fino y elegante, hechas para los caminos, pero también para otras superficies y especialmente ajenas a la bicicleta, eso que muchas veces nos sucede cuando hacemos una travesía en gravel y nos toca patear un rato pues el camino no era lo trillado que esperábamos.

Y esa es la primera percepción sobre las zapatillas, lo cómodas que resultan fuera de la bicicleta. Envuelven el pie con suavidad, una cuestión que no entra en conflicto con la rigidez que buscamos en el pedaleo.

Como digo, la concepción del modelo fija al pie, que lo notas confortablemente envuelto en una sensación de calidez que luego en ruta se transmite en el traspaso de la fuerza del pedaleo a la marcha.

En la primera puesta, caminamos con ellas, me engancho al pedal, doy las primeras pedaladas y una percepción me viene a la cabeza: Qué cómoda es la suela.

Ojo que esto lo afirma uno que usa plantillas en su vida diaria, pero encuentra que la parte baja de la zapatilla se acopla muy bien a la planta del pie. Caminar con ellas no es un engorro, todo lo contrario. Ofrecen unos tacos más profundos, quedando la zona de enganche más disimulada, aunque luego no cuesta hacer clic en el pedal.

Antes, por eso, recién sacadas de la caja, resulta llamativo lo ligeras que son. Así lo comprobamos además en la tabla de pesos de modelos anteriores. Creo que no voy equivocado si digo que hace unos cuatro años que Shimano sacó sus primeras zapatillas gravel y la evolución es brutal.

Por dentro, la zapatilla contiene una plantilla fina sobre una entresuela interior de nylon y carbono que sabe darle confort al pie

Las probamos en negro total -full black- pero hay versión en verde con suela de crema, para ir a juego con esos tubulares de color pálido que algunos ciclistas. En todos los casos perpetúan el efecto camuflaje.

Un detalle que nos llama la atención tanto la puntera y talonera no son muy anchas. Ojo con esto y con los roces que pueden producirse en la marcha, especialmente cuando toca un tramo de pateo por una zona con buenas piedras.

Me llama la atención el tema de la talonera porque conozco modelos de carretera con taloneras más grandes y llamativas.

Eso sí ajustan bien por detrás, al nivel del resto del pie, que además respira, ya no solo por los canales de la planta, también por los laterales que le rodean.

Para ese acople una BOA hace las funciones. Lo hace en una dirección, hasta que el pie parece bien sujeto. Para soltar, lo de otras , se acciona hacia fuera y la zapatilla pierde toda su “rigidez”. En la parte baja un velcro ajusta sobre los dedos.

La mirad delantera viene rebajada, para mejor comodidad tanto pedaleando como caminando.

Las sensaciones de parado hay que llevarlas ahora a la salida. La concepción de las zapatillas está pensada para durar, no sólo por los materiales y acabados, también para durar en la machar, tragar kilómetros y kilómetros con unos pies bien anclados y envueltos pero nunca tensionados.

Son perfectas para salidas largas y salvar las típicas encerronas de los recorridos graveleros. El paso de los kilómetros no pesa en ellas, lo puedo decir que pasadas las tres horas acostumbro a tener los pies “tocados”.

Un par de cosas más, los pedales utilizados son los habituales SPD y un acabado, en la talonera, bien visible, un motivo reflectante que ayuda a ser más visible por los caminos, pero también las carreteras y carreteritas que enlazan los tramos de tierra.

Imágenes: Guillem Riera

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Hacía mucho que no montaba en bicicleta con la frecuencia que lo hago en la actualidad, y admito que el gravel ha tenido la culpa.

Ha llovido mucho desde que era asiduo a salidas en bicicleta por carretera, incluso en BTT, haciendo algunas rutillas, trilladas como el Camino de Santiago, otras más personales, como esas de infancia por las montañas de León, esas que nunca olvidas.

En todo caso, la bicicleta siempre ha estado en mi vida, bien fuera montando una o escribiendo sobre ella, sin importarme ruedas gordas, finas o de gravel.

En su día accidentes como el de los hermanos Otxoa me afectaron al punto de dejar de un lado la flaca, ante el peligro que implicaba adentrarse con ella en las carreteras.

Ese «miedo», muy común entre muchos ciclistas, raro es quien no admite respeto cada vez que sale por la puerta de casa a dar una vuelta -la muerte de Rebellin, como persona conocida, nos refresca la memoria-, aún persiste en cierto modo en mi interior -a pesar de transmitir tan mal lo de pasar los semáforos en rojo-.

Sin embargo, las ganas de volver a ver mundo sobre una burra de aluminio me ha podido.

Y de ahí que probara con una sencilla bicicleta de gravel de la que estoy encantado.

No es la más cara, ni la más lujosa, pero su geometría es cómoda, pesa, pero no mucho, y, cuando le exijo, responde.

Es perfecta para ciudad, para carretera y para caminos, ¿quién no se ha visto en una encerrona que le ha tenido varios kilómetros pateando un pedregal en medio del monte?

Salvados esos momentos de zozobra, la bicicleta de gravel creo que ha sido un gran aliado para que muchas personas encontráramos el camino del medio, ni montaña pura y dura ni carretera, y nos echáramos a caminos en los que a veces nos paramos entre un rebaño de ovejas.

Hemos vuelto al redil de la forma más natural y poco estresante posible, pues circular por ciertos sitios con tráfico abierto es una locura en el sentido más amplio de la palabra y pasar por ciertas trialeras me supera.

Veo a todo tipo de gente probando con la bicicleta de gravel, algo a caballo entre la montaña y la carretera, aunque con una posición más road que el betetero de toda la vida, pero menos racing que los flipados que nos cruzamos por la carretera sin tiempo para saludar.

Por suerte son muy pocos.

En todo caso dándole vueltas a esto del gravel y cómo llamarlo, me encanta leer a algunos clasicones, entre los que me incluyo, decir que esta bicicleta es algo que se inventó hace mucho tiempo y que llamarla así responde a otro gol de los anglosajones y de los que el otro día describía en lo del postureo.

Sea bicicleta de gravel, bicicleta todo terreno, bicicleta «lo que sea» mola, mola mucho, y bravo por ese alguien que supo ver un agujero en el cada vez más atiborrado catálogo de las marcas y llenarlo con algo tan sencillo como una bicicleta tanto para un roto como para un «descosío», pues al final ha hecho más grande el globo de ciclistas pululando por el mundo.

En un tiempo, es posible que escriba lo mismo, pero sobre una bicicleta eléctrica, cruzo los dedos para que tarde mucho en hacerlo…

Vamos con las tres versiones de gafas grande y generosa que que Shimano nos propone para las rutas que tenemos por hacer.

De esta forma, hemos probado tres modelos en el cambiante paisaje y climatología de los Pirineos, tres versiones ciclistas con el fin de sacarle el mejor partido por entornos que las ponen a prueba en cada giro.

Empezamos con las S-phyre R by Shimano, con el esquema de lente de una pieza sin montura para una visión periférica sin interrupciones.

Como casi todos los modelos de este tipo, se distingue por la total protección de los ojos y mejor visión, aunque como veremos no es la versión más vistosa, ni la más grande ni llamativa.

Valoramos su ajuste nasal, en dos grosores para una fijación fiable, además en el estuche se proporciona un recambio para tallas XL de ancho nasal.

Nosotros las probamos en un sobrio negro, elegante con casco blanco, afinando el aspecto del ciclista, ofreciendo una imagen compacta sobre la ruta.

Podemos decir que las S-Phyre R refinan el modelo S-Phyre X, pues incorporan una montura de medio anillo rígido por todo el contorno de la pieza, dando una sensación de mayor protección.

A pesar de la montura visible, las S-Phyre X resultan muy ligeras y cómodas en marcha, con buen trato de la condensación del sudor si la salida se hace con cierto calor.

Los acabados de la montura ofrecen confianza, parecen sólidos y resistentes para los diferentes usos, algo que valoramos, pues ya sabéis que no todos los acabados ofrecen lo que prometen.

Las gafas Shimano Aerolite van un paso más allá en tamaño, con más superficie de lente y por tanto más protección.

Están pensadas para lucirse y encajan perfectamente con el casco.

En este sentido son las «estrellas» de la familia…

Estéticamente destaca el acabado de las patillas en su ajuste con la lente, en forma de V y un puente nasal reversible que queda muy disimulado, en vista frontal.

La marca no sólo quiere rendimiento y protección, con este modelo busca elegancia para el o la ciclista que quiere rodar con estilo.

En los tres modelos la lente utilizada es la Ridescape, pensada para apreciar mejor los matices de la ruta, clave para la percepción y seguridad del ciclista.

En marcha, notamos una mejor definición de los contornos y los elementos, lo que implica mejor experiencia sobre la bicicleta, el trato aplicado sobre la luz que percibe el ciclista se modula según la hora y las condiciones que le rodean.

Es decir todo se ve lo suficientemente claro, y lo menos borroso posible: en otras palabras, en un día muy luminoso se matizan los brillos, y al revés, si la jornada es oscura.

Todo además en una pieza, sencillas de llevar y de guardar, pero especialmente cómodas, al punto que no parece que lleves nada puesto.

A ello contribuye el acabado de las patillas, redondeadas en su extremo y con relieve antideslizante para que fijen bien.

En todos los casos, las gafas se sirven en estuches duros y amplios, para que se guarden con cuidado y que los acabados de las patillas no se rompan y se doblen, también pueden incorporar otra lente.

Valen para todo, dentro y fuera de la carretera.

Imágenes: Guillem Riera & Paula Alcaina

El rendimiento de la competición se une a la robustez para la conducción gravel con una construcción ligera y transpirable y un ajuste mejorado Zapatillas Shimano RX8 para gravel

Mejorando la popular zapatilla de gravel RX8 de SHIMANO, presentamos el modelo actualizado RX801 que ofrece un diseño más transpirable, con una suela de carbono súper rígida y eficiente para aprovechar mejor los esfuerzos en la bicicleta. El nuevo modelo combina las mejores características de rendimiento de las zapatillas de montaña y carretera de SHIMANO en un calzado que equilibra la eficacia del pedaleo y la capacidad de andar fuera de la bicicleta. La RX801 es tu zapatilla de gravel todoterreno optimizada para corredores de competición, ciclistas de gran fondo y para aquellos que disfrutan de salidas esporádicas por los caminos durante el fin de semana.

Ajuste mejorado para el mayor rendimiento

Tanto si haces salidas suaves por caminos de gravel, como si te atreves a escaladas por vías forestales, la RX801 te ofrece la máxima eficiencia y comodidad en todo tipo de terrenos. Gracias a una zona de contacto más amplia y una estructura más estable en el talón, Shimano incorpora mayor control a este calzado. Además un ‘upper’ envolvente en el empeine aporta un ajuste óptimo. La RX801 incorpora la novedad de la gama de medias tallas, para que más ciclistas puedan disfrutar de un ajuste ceñido, seguro y sin costuras.

La nueva BOA® Li2 con agarre de goma aporta un ajuste rápido y preciso de manera sencilla, para lograr la presión deseada durante tu salida en bici. Este sistema te ayuda a prevenir un ajuste inadecuado durante tus rutas o salidas largas. La tecnología DYNALAST de Shimano garantiza la sujeción del pie en su sitio, mientras que la suela de compuesto de carbono, rígida y ligera, mejora cada golpe de pedal para un gran rendimiento, fluidez, suavidad y potencia.

¿Preparado para disfrutar del camino cuando la conducción gravel se complica? Entonces la nueva zapatilla para gravel RX801R ofrece todas las características de rendimiento de las zapatillas RX801 que necesitas, pero con una media en el tobillo más ajustada que aumenta la protección contra la arena, la arenilla y los guijarros.

La malla integrada elimina el espacio entre el pie y el zapato para protegerlo de los elementos del camino y proporciona una comodidad inigualable en las largas distancias. Estarás preparado para cualquier lugar al que te lleven tus salidas. El tobillo de punto elástico está diseñado para mantener el agua, el polvo y la suciedad fuera de tus zapatillas para que puedas concentrarte sólo en disfrutar tus pedaladas.

Menudo fin de semana de ciclismo que se nos viene, ya en octubre, dos semanas después del mundial, desde IL Lombardía a la preciosa París-Tours aterrizando al primer mundial de gravel.

Sí, el primero con el arcoíris de la UCI vistiendo al ganador, en Italia, cómo no, en las rutas mixtas del Véneto, entre Vincenza y Cittadelle, por casi 200 kilómetros y una buena lista de estrellas en el cartel.

Como si del pitorro de una olla a presión habláramos, ahí estarán buscando otra cosa Nikki Terpstra, Greg Van Avermaet, Zdenek Stybar y los dos ciclistas más influyentes, a mi entender, de la última década, Peter Sagan y Mathieu Van der Poel.

Añadidle a Carlos Verona.

¿El objetivo? algo diferente, sencillamente algo divertido, alejado de la presión de la gran campaña ciclista, en un ambiente prendado de incertidumbre y aventura.

En un ambiente de gravel.

Pero no nos engañemos, el gravel como modalidad que lleva creciendo desde hace unos años y ha reventado tras la pandemia no necesitaba un mundial ni el sello de la UCI para bautizar su momento de dulce.

Esta modalidad a caballo entre la carretera y la montaña seduce cada vez a más gente, que no quiere mierdas de tráfico ni malos rollos con otros ciclistas con piques y otras historias.

El gravel se ha abierto paso de forma natural entre un público variopinto, que puede venir de la grandísima competición, Juan Antonio Flecha es uno de sus apóstoles, o del más absoluto anonimato.

No hay tiempos ni medias, hay diversión, aventura e inmersión en el territorio, por donde otras no llegan, o tardan mucho en llegar, la gravel lo hace con su geometría de gran fondo y ruedas algo más gruesas, sobre el precioso manillar de carretera.

Por eso una competición de gravel me parece contranatura.

Y es que lo que van a hacer los lobos anunciados para el domingo no es gravel 100%, pues su ruta estará perfectamente señalada y balizada, para que no pierdan detalle ni ritmo del mundial que hay en juego.

Los que salimos en gravel queremos sentir las ramas raspando los costados, las hierbas resonar en los radios y, a veces, poner pie a tierra porque la ruta no admite una bicicleta rígida sin que ésta se parta por la mitad.

Al menos, nos gusta leer eso que el ciclista que llegue a meta deberá hacerlo con el mismo cuadro de la salida, que no se admiten cambios de bici y que las averías se reparan en ruta con la mochilica que lleven con los recambios.

Ahora permitidnos una vanidad, aquí publicamos esto hace ocho años, cuando la bicicleta parecía haber tocado techo, nuestro amigo Tony escribió esto… 

Hoy, cuando parece que la cosa ya está tocando techo, ya tenemos frenos de disco hidráulicos, cambios electrónicos que se pueden programar para que cambien solos, parece que sólo nos falta que estos sean inalámbricos. Cuesta imaginar por dónde pueden ir los tiros.

¿Qué está por venir?

Como en toda evolución, lo que toca es la fusión. Parece que las diferentes disciplinas se empiezan a mezclar ante la fuerte influencia del ciclismo urbano: todo tiende a hacerse uno. Podríamos decir que lo nuevo se llama “gravel”, algo así como una versión renovada de la apolillada palabra de “cicloturismo” aunque con matices. Hoy, la bici más polivalente para un ciclista es la bici de gravel, sino la de ciclocross, de la misma manera que en la montaña ha aparecido el enduro.

¿Por qué tienen tanto éxito las bicicletas de gravel o ciclocross?

La respuesta es muy sencilla: lo tienes todo en una. Son máquinas cómodas y versátiles, puedes ir por asfalto y tierra por las ciudades. Las puedes sacar de viaje colgándolas unas alforjas e incluso acoplarlas mil cosas útiles para el día a día. Son bicicletas robustas y agradecidas a la hora de conducirlas. Con un simple cambio de neumáticos, la conviertes en una bicicleta para explorar caminos boscosos o pistas forestales. ¿Qué más se puede pedir?

¿Estamos ante la bicicleta perfecta? ¿Es el último eslabón? Abran sus apuestas.

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