La mirada de Albertina

2022-12-21 15:58:59 By : Ms. Carolyn Hsu

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A través de la web del proyecto de comercio justo Emanai se pueden adquirir las fundas de gafas Albertina por menos de diez euros. ALICE BRAZZIT

Mustapha camina por una transitada calle de la capital aragonesa. Se dispone a recoger sus primeras gafas, esas con las que podrá ver la vida con mayor claridad. En el camino hasta la óptica, se cruza con decenas de bolsas que portan a personas. Se acerca la Navidad y, con ella, una extraña patología endémica: la fiebre consumista.

Al llegar a su destino comprueba que sus nuevas gafas están listas y cuando sale de la óptica saca de su bolsillo un regalo: su amigo invisible. Lo abre con cuidado y en su interior descubre un colorido diseño: una funda de gafas Albertina que lo transporta hasta su país de origen.

Albertina es una mujer que vive en la localidad de Sam-Sam en la Baja Casamance (Senegal). El encuentro entre ella y Beatriz fue fortuito, o quizás no. Beatriz, precursora de la Asociación Cultural Ekol Senegal, viajes conscientes y sostenibles, estaba investigando sobre los tejidos tradicionales diola –etnia local- para documentarse en la preparación de uno de sus tours: el viaje de telas, cultura y tradición. Viajó hasta Sam-Sam en busca de una monja que pudiera ayudarla, pero encontró a otra mujer que cambió su forma de ver las cosas: Albertina.

Fue en M´Lomp donde, la protagonista de nuestra historia, recibió clases de costura de aquella hermana que ya no se encontraba en tierras africanas. Así se lo explicó a Beatriz, tras invitarla a su casa y enseñarle sus creaciones: unos preciosos bordados costumbristas y unos paños tradicionales con una fuerte impronta cultural y social.

Beatriz estaba fascinada por lo que veían sus ojos, y sorprendida al saber que Albertina había dejado de coser. ¿La razón? Problemas de visión y la imposibilidad de sufragar los costes de un artículo que, más que de primera necesidad, se presentaba como un bien de lujo: unas gafas.

En ese momento, la organizadora de viajes recordó a su amiga Rosa, una oftalmóloga que vivía a temporadas en Senegal y que recibía donaciones de lentes. Beatriz apuntó la graduación de Albertina y Rosa tenía unas gafas para ella. Un segundo viaje a Sam-Sam posibilitó que Albertina pudiera volver a coser y realizar las tareas del día a día que necesitan ser vistas de cerca. El agradecimiento de la senegalesa se tradujo en una mantelería para cada amiga.

Beatriz fue a Sam-Sam buscando telas y acabó encontrando gafas. Y de la fusión de ambas nació el proyecto de fundas de gafas Albertina.

Tras conectar con la realidad local, algo había que hacer. Y esa convicción se materializó cuando la Fundación Etnia Barcelona y el Fondo de Cooperación Catalán pusieron en marcha la óptica solidaria Santa Yalla en Ziguinchor, gestionada por mujeres senegalesas, en la que se podían adquirir gafas graduadas por debajo del precio de mercado, abriendo, de esta forma, un camino hacia la accesibilidad.

Beatriz ya tenía el espacio donde graduarían y facilitarían las gafas. Ahora faltaba abordar la cuestión de la financiación ya que, para las familias en situación de vulnerabilidad económica y social, los precios de la óptica solidaria seguían siendo inaccesibles. En el año 2021 se había puesto en marcha el proyecto de costura ecosocial Emanai, en el pueblo de Oussouye, y era la pieza que iba a acabar de completar el puzzle. Se creó un nuevo artículo: unas fundas de gafas elaboradas con tela wax y saco de arroz reciclado, que aportaría la rigidez necesaria para que el artículo fuera funcional.

El 50% del precio de venta se destinaría a la creación de un fondo social con el que sufragar los costes de desplazamiento, graduación y acceso a gafas desde Santa Yalla. Visto y hecho. En la actualidad, se han vendido 63 fundas de gafas Albertina –diez fundas vendidas se convierten en unas gafas-. Las primeras beneficiarias serán seis de las ocho mujeres del grupo de alfabetización de la biblioteca pública de Oussouye (Senegal): Safietou, Alimatou, Virginie, Antoinette, Rosa y Sarata.

“Ver o no ver, esa es la cuestión”, podría haber dicho Hamlet en una versión shakesperiana de la historia. Y ahora sí, las Albertinas de este relato podrán tener una visión digna.

Todas las noches, la historia de Mustapha y Albertina duerme plácida en una mesilla de noche. La visión de uno descansa en la funda que proporciona visibilidad a la otra, y así, desde una funda de gafas, podemos iniciar un viaje en el que reflexionar sobre las implicaciones del modelo de producción y consumo que construimos, un viaje en el que poder ampliar las posibilidades de regalar desde otra mirada.

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